Idealmente, antes de poner las plantas de cannabis en la tierra o en macetas en exterior, los cultivadores elaboran mezclas personalizadas, ricas combinaciones de suelo orgánico cargado de componentes nutricionales de lenta y rápida disponibilidad, que nutren inmediatamente y a largo plazo las raíces de cannabis. En zonas con escasas precipitaciones o con dificultades de acceso al agua de riego, los cultivadores pueden añadir cristales de retención de agua, trozos de lana de roca o viejo compost para mantener la humedad en la tierra.