La marihuana medicinal es útil para tratar ciertas enfermedades como la diabetes o la esclerosis múltiple, pero ¿cómo hago para potenciar el crecimiento de mi planta de cannabis? Esta es una de las preguntas que muchos nos hacemos a la hora de sembrar este producto. No hay ningún tipo de producto mágico, pero sí podemos seguir unos criterios concretos para acelerar el proceso y conseguir una mayor calidad.
Lo esencial es contar con un entorno óptimo, algo que es más favorable si nuestro cultivo de cannabis medicinal es de interior. A esto, hay que añadirle un control continuo de los siguientes parámetros:
- Temperatura.
- Iluminación.
- Humedad.
- Nutrientes.
Seguimiento de la temperatura
Una correcta temperatura propiciará un crecimiento sano y enérgico, además de impedir que el cultivo se deshidrate. Para las plantaciones indoor lo ideal son 24º entre las horas de luz y los 20º durante la noche. En las zonas con climas cálidos lo ideal es establecer nuestras plantas en algún sótano.
Concertar el nivel de humedad
Para esta labor deberemos contar con un higrómetro. Son aparatos bastante económicos y los podemos adquirir a través de internet de forma sencilla. Lo más recomendable es un 75% de humedad. En caso de no alcanzar dicha cifra, tendremos que recurrir a usar un humidificador (siempre humedad fría).
Importancia de la iluminación
Son muchas las opciones con el que iluminar el entorno de cultivo, pero lo más eficiente es la iluminación por halógenos metálicos y una potencia entre los 400w o 600w.
Control de la nutrición
Nunca hay que pasarse con el abono, ya que podríamos quemar las raíces del cannabis. Por ello, es necesario un medidor de PH (acidez) y otro de EC (electroconductividad).
Es necesario tener en cuenta que estos parámetros cambian dependiendo del medio utilizado para cultivar (tierra, agua o coco). No obstante, son los consejos más útiles para sacar el mayor partido a este producto.
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